KERTÉSZ, Imre, Dossier K, Barcelona: Acantilado, 2007, Pág. 183.
Visitando Auschwitz
Kertész invitado por la Academia Alemana en el año 2000, visita Auschwitz.
La visita fue muy agobiante para Kertész, le agobió “el estilo del lugar. El terreno desierto, ese paisaje despiadadamente utilitario.
Explica que recorrió la rampa con Magdi (su mujer de entonces), y no pudo evitar pensar que recorría un “camino triunfal” “Hería gravemente el recuerdo de los muertos”
En las ruinas de los crematorios, un alemán de la Academia Alemana se le abalanza a llorar en los brazos de Kertész.
“(…) y yo lo acogí como si le diera la absolución. En ese momento me percaté realmente de lo grotesco de la situación”
Sintió una vergüenza absoluta y huyo lejos de Auschwitz, quería vivir en su nueva realidad donde nada tiene relación con Auschwitz.
Curiosa guerra que Kertész tiene internamente, por un lado escribe sobre el recuerdo de Auschwitz en sus novelas y por otro lado, no resiste la confrontación con el espacio del campo de concentración.
…
La verdad es que el “espectáculo” de los acontecimientos de Auschwitz debe de ser vergonzoso bajo la mirada de un superviviente, debe de tener poco sentido ir al lugar donde ocurrió. Enfrentarse a un espacio donde no hay nada que hacer. Ya se hizo.
Ver las estructuras y reconstrucciones del campo desérticos, comparado con el Auschwitz vivido, debe de ser desolador para Kertész.
Por no citar los museos del “horror” de Birkenau I, donde se acumulan desde una perspectiva expositiva, mediante grandes urnas, una acumulación de objetos judíos; maletas, cacerolas (donde comían), trajes de presos… y mas impactante si cabe; urnas llenas de cabellos judíos para la fabricación de tejidos.
Que sentido tiene acumular estos objetos?
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